miércoles, 2 de noviembre de 2011

Los vinos de Montilla-Moriles en la cultura del Slow Food




Desde hace tiempo vengo pensando en la conexión total de los vinos de Montilla -Moriles dentro de la cultura del movimiento del slow food. Ésta nueva forma de concebir la gastronomía considera que hay que tomar alimentos de una manera pausada, disfrutando de ellos, frente al engullir por engullir del fast food.

Eso me ha hecho pensar en lo que son los vinos generosos, que en los últimos tiempos están de capa caída, precisamente por eso, por ser vinos pausados, para tomar entre amigos, donde una copa te puede durar toda una tarde, y a la que se le pueden sacar muchos matices hasta que ya no queda ni un sorbo. Los finos, los olorosos, amontillados y pedro ximénez dulces responden directamente a la sabiduría del degustarlos plenamente, sin prisas, sabiendo entenderlos y dejándote seducir por ellos.


Para mi entender, la gastronomía de consumo ligero tiene su público, debido a los tiempos en los que nos hayamos sumergidos, donde las familias ya no comen juntas y donde el simbolismo ancestral de la buena mesa ha pasado a un segundo lugar. Si somos lo que comemos, ¿cómo entender en qué nos estamos convirtiendo??
En los últimos años, las propias bodegas se han impacientado al sacar sus vinos al mercado, debido a problemas de liquidez, y vinos que hace 10 años podían durar 5 o 6 desde que se compraba la botella, hoy en día, el mismo vino está elaborado para tomarlo en un plazo de un año como mucho.


 La respuesta es bien sencilla, si sabes que tal vino te durará muchos años, no tienes porqué consumirlo pronto, con lo cual no tienes que volver a comprarlo. Y claro, en ese sentido, las bodegas, que con todos mis respetos, son también empresas, tienen que sacar el mayor beneficio posible y lo antes posible. ( que es comprensible, sin duda).


Frente a esto, bodegas estóicas como las de los vinos generosos, aguantan los 3 y 4 años de crianza para sacar a la calle un fino, y entre 5 ó 6 años para sacar un oloroso, viendo cómo su patrimonio tiene que macerar junto a sus vinos.
En boca, todo este esfuerzo se deja notar y por eso,  por toda la sabiduría que se transmite, por la ilusión del buen saber hacer, pienso que encajan a la perfección en este moviento, cada vez más interesante.